El comedor escolar es ‘un espacio transformador’ y tiene un gran impacto en el futuro de las niñas y los niños. ¿Cómo es esto? Reflexionamos sobre ello a continuación y desvelamos las razones por las cuales iniciar un cambio hacia una alimentación sostenible desde los comedores escolares.
En edades de pleno crecimiento, sin duda, la alimentación es clave y el comedor es un espacio donde se aprenden y asimilan conceptos, hábitos y comportamientos que les marcarán en el futuro. Ya no solo por los aspectos nutricionales, sino ambientales, sociales y económicos, que existen alrededor de un acto tan cotidiano y necesario como es comer. Así que, para que el comedor cumpla su papel de ‘espacio transformador’ es esencial potenciar la transformación del comedor. Creemos que es una herramienta muy potente de análisis de la realidad y de generación de pensamiento crítico.
Poner sobre las mesas de los comedores escolares conceptos como sostenibilidad, soberanía alimentaria y agroecología, supone inevitablemente cuestionar el modelo de sistema agroalimentario global e introducir conceptos como justicia social en la alimentación, en la producción y distribución de alimentos, analizar la brecha norte-sur, cuestionar el papel de la mujer en el mundo rural, etc. El comedor puede contribuir a educar personas críticas y con un enorme potencial transformador hacia un modelo en el que se ponga en el centro a las personas y su derecho a la alimentación.
Quizá sea reiterativo, pero no hay que olvidar que el comedor escolar desempeña un papel primordial en la salud de los niños y niños en la edad escolar, ya que es donde realizan la comida principal del día durante nueve meses. Por tanto, tiene una función esencial en el aprendizaje de hábitos alimentarios y relación con los alimentos.
Nuestro papel en el cambio hacia comedores más sostenibles
Desde GOSA Valencia con el trabajo del equipo del Área de Educación y Dinamización Local de CERAI (Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional) se han iniciado proyectos de formación con más de ocho centros educativos. La idea es presentar a estos centros una programación didáctica dirigida hacia el profesorado, alumnado, cocineras y cocineros, monitoras y monitores y familias.
Esta programación contempla la alimentación con un enfoque sistémico con el objetivo de iniciar un proceso de transformación de los comedores escolares hacia un modelo basado en una alimentación saludable y sostenible que priorice en los menús: alimentos de proximidad, temporada y ecológicos.
El Estado Español ha firmado y ratificado el Derecho a la Alimentación, que deriva del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Este derecho es un derecho humano que protege el derecho de las personas a alimentarse con dignidad. Mientras se espera que sea la administración pública quien ponga medidas para que se haga cumplir este derecho a una alimentación saludable y sostenible en nuestras escuelas, actuamos iniciando un proceso de transformación hacia comedores escolares cuya base sea una alimentación saludable y sostenible para las personas, el territorio y el planeta.
En la actualidad, desde 2019, se trabaja en varios centros, algunos son: CEIP Cervantes de Alboraya, CEIP Mare Nostrum o CEIP El Grau de Valéncia. El cronograma parte con la formación a profesorado para motivarles a incluir dentro del currículum escolar temas como la soberanía alimentaria, la agroecología, el cambio climático o el ecofeminismo mediante la entrega de material didáctico relacionado con las diferentes asignaturas, el trabajo en el huerto escolar, excursiones a la Huerta Valenciana para entrevistar a personas productoras, establecer un primer contacto con el entorno, etc.
Tras mostrarles todas las posibilidades al profesorado y la importancia de incluir el tema de la alimentación en sus asignaturas, encaramos sesiones con el alumnado como ejemplo y motivación para impulsar una mayor aceptabilidad del cambio de menú en el comedor y que empiecen a asimilar conceptos como alimentos de temporada, de proximidad y ecológicos, la importancia de un consumo responsable, el funcionamiento del sistema alimentario, entre otros.
Luego, el trabajo con las familias es imprescindible mediante la voz de un médico que les cuenta los beneficios de caminar hacia una alimentación sostenible y resuelve las dudas que puedan surgir. Existen muchos argumentos que dar ante creencias que limitan a la hora de hacer el cambio. Por ejemplo, la necesidad que existe de incluir en exceso proteína de alimentos de origen animal en los menús, cuando una alimentación sostenible demanda la reducción y platos que apuesten por la inclusión de alimentos proteicos de origen vegetal como las legumbres, los granos o frutos secos y aumento de la variedad de verduras. También, la resistencia a los cereales integrales, el desconocimiento de la temporalidad de los alimentos o dónde adquirir alimentos de proximidad. En estos talleres con miembros del AMPA se trabaja todo ello para abrir nuevas posibilidades a las madres y padres y provocar también que el acompañamiento hacia el cambio venga desde casa.
Y, por último, no menos importante, la formación con el personal de la empresa de comedor. Es decir, al personal de cocina para adaptarse a las nuevas recetas con una cocinera agroecológica y monitores y monitoras para que el proceso de cambio vaya en conjunto con el proyecto educativo del comedor.
Argumentos más allá de la educación
«En todo el País Valenciano se sirven 176,986 comidas diarias en las escuelas, esto supone una oportunidad para que nuestros productores y productoras puedan sacar sus cosechas y alimentar con materias primas de primera calidad a nuestros niños y niñas», explica Sarai Fariñas, técnica del centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI) que desde 2014 trabaja en proyectos relacionados con el proceso hacia comedores escolares sostenibles. Parece obvio, por tanto, que si en los comedores se sirven alimentos de proximidad, provenientes de variedades autóctonas, estaríamos salvando nuestra biodiversidad, apoyando los agricultores y agricultoras que la cultivan y, en suma, dando medios de vida en las zonas rurales.
De igual manera, sabemos que el poder de cambio que tenemos optando por una empresa de restauración colectiva que cumpla con una visión integral de su actividad supone un motor de inicio para un cambio hacia una alimentación más saludable y sostenible, pero su repercusión llega más lejos de lo que hasta ahora quizá nos habíamos planteado: mejoramos la calidad de los alimentos, las condiciones laborales de las trabajadoras, evitamos el despilfarro de comida o consumo de energía, apoyamos el desarrollo local, evitamos la destrucción de ecosistemas. En definitiva, ponemos en el centro la vida.
La alimentación es una necesidad básica y que envuelve y marca el ritmo de nuestras vidas, no podemos obviar todos los brazos que mueve el sistema alimentario.